El renacimiento corresponde al revivir de la economía
y arte europeo que se encontraban deprimidos al final de la edad media,
cuando la población se vió diezmada por efecto de la peste
bubónica. Lo científico, lo social y lo político
tomaron un nuevo rumbo y comenzó el auge de una nueva clase de
comerciantes y banqueros que lograron un nivel económico más
allá de las necesidades básicas, permitiendo así la
apertura de una oferta de compra de artículos suntuarios. Entre
estos bienes se encontraban los muebles y los artículos decorativos.
La arquitectura incorporó formas provenientes de la cultura griega. Los
arquitectos dejaron atrás las espirales
góticas para
adoptar formas simétricas elegantes.
El movimiento renacentista se encontraba hacia 1425 centrado en la ciudad de
Florencia, Italia. Allí arribaron materiales, como maderas nobles y en
especial el algodón, permitiendo la fabricación de tapices finos.
Los artistas como
Michelangelo y
Botticelli crearon
sus trabajos de pintura más relevantes.